LOS FANTASMAS ONIRICOS DEL SUBSCONCIENTE
Pareciera como si los caminos se abrieran cuando me acerco a ellos y que me invitaran a seguir hacia adentro y me insinuaran lugares apetecidos y despertaran en mí, la tentación de correr, como si me dijera el corazón que la ruta es acertada, que al final del enigmático trayecto estuviera ella esperándome… Parecía como si soñara, aún estando sobrio, despierto; y sin embargo el camino se me antojaba tan largo, hasta tal punto, que mis fuerzas se debilitaran y sintiera deseos de detener mis pasos. Pero la lucha se tornaba rebelde, que no desistiera me decía el subconsciente, que siguiera, aunque fueran unos pasos más.
Hoy me pregunto, si no fue un sueño, entonces, ¿qué pudo haber sido? Al llegar donde le hallé tomé sus manos entre las mía. Entonces sentí que la sangre se me helaba y con voz trémula y entrecortada le supliqué si era cierto o era un sueño todo aquello. Se acercó a mí muy suavemente y esta vez fue ella quien tomó mis manos entre las suyas, se las llevó hasta su pecho y me dijo si no sentía los latidos de su corazón, si era posible que estuviera soñando; y acercó sus labios a los míos, mustios y sedientos. Mirándome fijamente a los ojos, con voz agitada me preguntó: -Dime ahora, ¿aún sigues creyendo que estás soñando? ¿No te quema el fuego de mis besos? ¿No sientes como me estremezco cuando me abrazas?
Nunca supe si aquello fue un letargo mío. Hoy día, a pesar de haber transcurrido tanto tiempo, a veces camino sin saber a dónde voy; y las distancias no se acortan… Sigo buscándole por doquiera, la llamo con desesperación y nunca responde a mis súplicas y en tanto siento que me voy consumiendo, sufro al pensar que no pueda verle nuevamente, aunque sólo sea brevemente como en mis sueños y pueda abrazarle y decirle cuánto le quiero, sin apenas conocerle, que daría la vida entera por estar siempre a su lado.
Tal vez sea un imposible que ni tiene forma, invisible… Una obsesión pertinaz, solo una intuición, un capricho del subconsciente. Ligera como las brisas que la traen y se la llevan. Liviana como mis sueños, tan sutil que se me escapa de entre los dedos de mis manos con diabólica celeridad, como una porción de agua que se trasvasara y se volatizara. Como un murmullo de voces que se alejaran y las perdiera.
Ahora sigo creyendo que no es un sueño, quizás sea un fantasma, un duende, un halo de aire frío que se le escapa a la noche cuando le busco en mis sueños…
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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