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Comienzo oyendo un repique de campanas anunciando la Santa Misa, lo que me condiciona sobre manera, para que no decaiga el ánimo que me asiste en estos momentos y que me inducen reflexivamente a manifestarme como católico, se entiende, acerca del gran acontecimiento de la visita del Papa a Madrid, para estar directamente en contacto con los jóvenes que de todas partes, han de acudir, vocacionalmente, a recibir la palabra y su grata presencia, del Santo Padre, enviado por la Iglesia; y recibir del mismo, la bendición y sus sanos consejos a través del diálogo eclesiástico y enriquecer el espíritu con la esperanza. Y ante tantas dudas que siempre acechan; y oxigenar la fe que les mueve, mientras esperan esa luz divinizada del entendimiento universal.
Esa fracción legitimada que avanza gloriosa hacia la verdad sin perder su convicción del prometido futuro que ha de llegar… La otra fracción opositora, politizada, revanchista e inadaptada, la que pulula desorientada y que marchan irresponsablemente, llevados por consignas indisciplinadas contra la iglesia y sus clérigos, al final están abocados al fracaso. Pequeños éxodo de hombres y mujeres separatistas que reniegan de sus principios por desconocer su propia identidad y los causes capaces de conducirles por saludables derroteros sin necesidad del nefasto enfrentamiento contra la solidez de nuestra verdad cristiana.
Son libres de elegir el camino que ellos crean más seguro; y en el imaginario campo de batalla esperaremos para ayudarles a seguir nuestros pasos.
El hombre sin fe es un ser humano hueco, su mente se confunde fácilmente y siempre están predispuestos a sufrir el engaño y el fracaso en todas sus manifestaciones. Son fáciles de convencer por aquellos inadaptados que sólo buscan de los más débiles arrastrarlos a sus antojos, para engrosar las filas de los fracasados y hacer de ellos despojos sociales ante Dios y los demás hombres, por que solos jamás avanzarán y sólo estarán esperándonos para que les demos la mano… Así como nuestro Papa ayudará con su presencia y amor, a nuestra gente y a todos aquellos que se salgan de sus equivocadas filas hacia el verdadero conocimiento de nuestra valiosa fe ante los ojos de Dios.
Seguramente son muchos los que criticarán mi postura ante la evidencia de los actuales acontecimientos. No olvidemos que somos libres de elegir nuestro camino. El mío está con los míos y nuestra generosa postura, repito, no lo olviden, es la de ayudar al que no sabe, ya sea por ignorancia accidental o simple testarudez sicológica. Por negación sistemática, o por perversidad, que haberlos los hay; y vivirían siempre amargados, queriendo ignorar sus frustraciones y el porqué de sus destinos.
Esa fracción legitimada que avanza gloriosa hacia la verdad sin perder su convicción del prometido futuro que ha de llegar… La otra fracción opositora, politizada, revanchista e inadaptada, la que pulula desorientada y que marchan irresponsablemente, llevados por consignas indisciplinadas contra la iglesia y sus clérigos, al final están abocados al fracaso. Pequeños éxodo de hombres y mujeres separatistas que reniegan de sus principios por desconocer su propia identidad y los causes capaces de conducirles por saludables derroteros sin necesidad del nefasto enfrentamiento contra la solidez de nuestra verdad cristiana.
Son libres de elegir el camino que ellos crean más seguro; y en el imaginario campo de batalla esperaremos para ayudarles a seguir nuestros pasos.
El hombre sin fe es un ser humano hueco, su mente se confunde fácilmente y siempre están predispuestos a sufrir el engaño y el fracaso en todas sus manifestaciones. Son fáciles de convencer por aquellos inadaptados que sólo buscan de los más débiles arrastrarlos a sus antojos, para engrosar las filas de los fracasados y hacer de ellos despojos sociales ante Dios y los demás hombres, por que solos jamás avanzarán y sólo estarán esperándonos para que les demos la mano… Así como nuestro Papa ayudará con su presencia y amor, a nuestra gente y a todos aquellos que se salgan de sus equivocadas filas hacia el verdadero conocimiento de nuestra valiosa fe ante los ojos de Dios.
Seguramente son muchos los que criticarán mi postura ante la evidencia de los actuales acontecimientos. No olvidemos que somos libres de elegir nuestro camino. El mío está con los míos y nuestra generosa postura, repito, no lo olviden, es la de ayudar al que no sabe, ya sea por ignorancia accidental o simple testarudez sicológica. Por negación sistemática, o por perversidad, que haberlos los hay; y vivirían siempre amargados, queriendo ignorar sus frustraciones y el porqué de sus destinos.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
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