24/12/10

GUSTAVO DUDAMEL PROMESA UNIVERSAL DE LA MÚSICA

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MÁS QUE SÓLO MÚSICA
(Enrique Sánchez Lansch)

Todo comenzó en 2.002, cuando conocí a Edicson Ruíz mientras trabajaba en Rhythm Is Lt! Él acababa de convertirse –con diez y siete años- en el miembro más joven de la orquesta en toda la historia de la Filarmónica de Berlín. Lo que me había contado el amable y modesto contrabajista de Venezuela me parecía increíble: a los diez años entró, más por casualidad y casi a regañadientes, en la orquesta infantil de un barrio pobre de Caracas. Le dieron una viola, pero él oyó las frecuencias graves del contrabajo e insistió en tocar ese instrumento en el siguiente ensayo. Nació en él una gran pasión por su instrumento y a partir de entonces estudió día tras día con un entusiasmo cada vez mayor.

Nunca me cansaba de oír las muchas historias sobre este movimiento que agrupa a más de doscientas orquestas, fundado en 1.975 por el economista y músico José Antonio Abreu con un puñado de jóvenes. Unos meses más tarde Edicson me presentó a un amigo de Caracas que iba a pasar varios meses en Berlín. Y también este director joven y modesto se mostró muy atento y prometió informarme en detalle sobre estas orquestas infantiles y juveniles de Venezuela. Aquel fue mi primer encuentro con Gustavo Dudamel.

Rápidamente tuve claro que quería hacer, que tenía que hacer, un documental sobre este proyecto único. En 2.004 viajé a Caracas y visité escuelas de música y orquestas de todos los tramos de edad... Fui testigo de cómo Gustavo Dudamel dirigía a una orquesta con seiscientos músicos y de cómo dirigía por primera vez una ópera. Participé en un festival Beethoven en Caracas, un maratón, en el que la Orquesta Juvenil Simón Bolívar interpretó en el lapso de una semana las nueve sinfonías y otras obras orquestales de Beethoven. Y apenas podía salir de mi asombro tanto por la variedad de ensayos, talleres y conciertos como por el entusiasmo y la pasión con que aquí se hacía música.

Viajé una segunda vez a Venezuela, cuando Sir Simon Rattle ensayó e interpretó en Caracas la Sinfonía “Resurrección” de Mahler con 250 jóvenes instrumentistas y 500 cantantes en el coro. Observé como cientos de rostros expectantes absorbían, por así decirlo, las palabras del director y me asombré con él de con qué flexibilidad sonora transformaban sus ideas musicales.

En estos viajes conocí a muchos músicos en persona que habían crecido con el movimiento orquestal. Niños, adolescentes y futuros profesionales me contaron su evolución y qué oportunidades habían recibido gracias al movimiento orquestal, como los que acabarían siendo también más tarde protagonistas del documental, la violista Jhoanna Sierralta y el percusionista Félix Mendoza.

Pero habría de pasar aún algún tiempo hasta que pudiera acometer mi proyecto de documental. No fue hasta comienzos del 2.007 cuando encontré en Deutsche Welle, Unitel y Bernhard Fleischer Moving Images los socios decisivos para The Promise of music. Luego todo fue deprisa: en el verano de 2.007 rodamos varias semanas en Caracas y viajamos por todo el país, siguiendo los pasos de Gustavo y de los otros cuatro protagonistas de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar. Inmediatamente después viajamos con la orquesta a Alemania para poner fin al documental, al concierto celebrado en el festival Beethoven en Bonn.

Durante el rodaje, pero también en los meses que pasé en la sala de montaje, vi con claridad, qué importante había sido este lento acercamiento a lo largo de varios años. Cuán esencial había sido cimentar poco a poco la confianza con los diversos protagonistas. Muchos proyectos necesitan tiempo. El movimiento orquestal venezolano ha necesitado 30 años para desarrollarse de esta forma que nos muestra el camino a seguir.”

Traducción: Luís Gago

Gustavo Adolfo Dudamel Ramírez, nació en Barquisimeto, capital del Estado Lara (Venezuela), el día 26 de enero de 1.981, bastante joven para ser tan afamado músico y director de orquesta venezolano.

Bajo la tutela de su padre y a la edad de cuatro años, comenzó a educarse musicalmente en el sistema de orquestas juveniles e infantiles de Venezuela. En ese famoso programa de educación musical tomó el violín cuando sólo contaba con diez años de edad. Luego comenzó a estudiar composición musical en el Conservatorio Jacinto Lara, en donde José Luís Jiménez le enseño las técnicas del violín de la mano del maestro José Francisco del Castillo, en la Academia Latinoamericana de Violín. Con voraz entusiasmo se aplicó en dirección de orquesta, allá por el año 1.995, siempre apoyado por grandes maestros. Fue concertino durante muchos años de la Sinfónica Infantil de Venezuela. Tiene en su haber la composición de hermosos trabajos musicales e interminables éxitos logrados.

Hoy día, puede considerársele un genio de la música en Venezuela y en el resto del mundo, dejando en varios países por donde actuaron el inconfundible sello de su talento y su indiscutible simpatía profesional.

Participó como director invitado de la Filarmónica de New York en varios conciertos. Se le concedió el privilegio de dirigirlos con la vetusta batuta que utilizó, toda su vida, el fallecido Leonard Bernstein, que acabó hecha pedazos mientras Dudamel dirigía a la afamada orquesta en la ejecución del último movimiento de la Quinta Sinfonía de Prokofiev.

En el año 2.006, Dudamel casó con Eloisa Maturen, en Caracas. La boda tuvo lugar en la iglesia de la Universidad Católica Andrés Bello, en Montalbán, una linda urbanización de Caracas. Eloisa también es natural de Venezuela, es bailarina de ballet y periodista.

Escribir sobre los progresos de Dudamel y su orquesta, se hace imposible en este corto espacio de que dispongo. Muchas páginas serían necesarias: lo que si les recomiendo lean su joven historia musical, y no por joven menos importante, más bien, admirable por su hermoso contenido, orgullo de Venezuela. Ello lo pueden conseguir a través de Internet.

Esto lo tenía escrito desde el pasado mes de septiembre y cual sería mi gran sorpresa, al enterarme por este mismo Periódico El Día, de que Gustavo Dudamel está entre nosotros, que ayer en la noche, (lunes 18) debutó en la XXVI edición del Festival de Música de Canarias al frente de la Sinfónica de Gotemburgo, en el Auditorio de Tenerife. Esta noche ofrecerá el estreno mundial de “Rituales amerindios”

Celestino González Herreros
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