18/12/10

EN LOS OCULTOS RINCONES DEL ALMA SE OYEN VOCES...

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Su voz no pude reconocerla, podría tratarse de una "vieja" amiga que no quiere identificarse, amiga de aquella bella infancia, de nuestra juventud que ha pasado tan rápidamente. Mas, insisto en mis dudas, algo debe haber en este infrecuente enlace; para mí, pienso que se trata de un impulso sentimental inspirado por la presión emotiva de la interpretación que le dio a mis argumentos, que al coincidir con los suyos se haya sentido halagada...

Su voz, a través del hilo telefónico, sus gratas palabras, supieron estimularme oportunamente, al decir que le gusta todo cuanto escribo, que mis diálogos dicen siempre algo positivo... Yo aún no me lo creo, ni se lo hice creer, tampoco es un dilema. Siempre he dudado haber conseguido los objetivos deseados, mis anhelos primordiales, que en definitiva son los de transmitir un mensaje... La vida me ha enseñado a ser realista y pese a esa integridad adquirida, suelo ser tolerante con mis huidas sentimentales, me gusta escaparme y caminar senderos visionarios que me transporten a otras dimensiones. Sin abandonar mi ego me gusta soñar, entonces me siento más a gusto. A veces le doy alas sueltas a mis pensamientos y a mis deseos una meta siempre anhelada. Sin dejar de ser humano me convierto en un impulso radical, en un latir constante de sueños que despiertan y vida que renace desde su cautiverio y a la mar se hacen esos impulsos buscando su libertad y a las brisas le dan sus fatigados alientos. Yo soy el pastor sin ovejas... Como un nostálgico enamorado que busca en las huellas borradas por el tiempo un resquicio alentador de aquellos tiempos pasados y traer, deseo, los recuerdos para eternizarlos.

Veo más allá de donde miro y me detengo siempre en el lugar preciso. Con usted, hoy me ocurre eso, sigo sus pasos por si adivino quién es. Para agradecerle personalmente que me haya llamado; no es que sea vanidoso, no valgo para tanto; me doy cuenta, cada vez con más convencimiento, de que estamos frente a una enorme pared… Y siempre nos sentiremos solos por muchos logros que alcancemos, ya que necesitamos "comprensión", sobre todo cuando hemos dedicado toda una vida a buscar el bien de los demás, la paz física y espiritual, sin aspavientos ni ridículos protagonismo. Y, escuchar de pronto, que el silencio se quiebra en las tinieblas y hay voces que dicen cosas que nos llegan al alma: "voces amigas" que no se ahogan, para decir el consejo espiritual, el consuelo que tanto agradecemos quienes sentimos la necesidad de abrir el corazón, por ejemplo, escribiendo, dentro de lo mal que pueda darse, aunque sí, siempre con el deseo, repito, de transmitir una ilusión que convenza, transmitir esos buenos deseos que llevamos dentro, o simplemente un proyecto amoroso cualquiera. Yo siento increíbles sensaciones de paz cuando escribo, y aunque estuviere engañado, creo que no hago mal con ello; hay una fuerza más poderosa que la voluntad y que nos obliga a expresarnos así; y proponiéndomelo deliberadamente, poder dar un mensaje afectivo. Mi identidad se anula por completo, se apaga, se consume y se extingue ante el poder profundo que me subyuga ante todos los elementos idealistas que me condicionan. Yo soy la mano del ciego que a tientas busca un sendero idealizado de paz y de amor que quiero compartir después con los demás; luego, es cierto, he hallado ecos de agradecidas voces amigas: como la suya, encantadora fémina, y que me dice que siempre me espera en ese animoso camino, para compartirlo conmigo, disfrutando del caudal de mis análisis sentimentales acerca de la vida, del cuerpo y el alma, y de la forma turbulenta como se vive hoy día. Buscamos en este túnel agobiante un resquicio de luz al final del paupérrimo trayecto... Y hallar a Dios en el amor y sentir en el dolor el placer del perdón... Salir de ese laberinto que agobiaba, con la esperanza de sentirnos nuevamente ilusionados escuchando las voces del camino, invita a vivir.

Volveré a escuchar su dulce voz en mis poéticos sueños, sentiré el consuelo de no andar solo, al saber que ya no estarán desiertos los caminos, que, emulando a las flores, a la brisa y a los aromas de los brezales, estarán sus pasos esperando y sentiré el aliento de su respiración. Tal vez escuche también su contagiosa risa...


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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