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Qué lentos son los pasos de mi regreso, que no me ayudan. Y cómo ha cambiado todo desde el día aquel. Como si yo fuera el muerto que muere otra vez, así me siento... Como si ya hubiera olvidado el corto camino, el único atajo de ilusionada distancia que me llevara siempre hacia ella, como si hubiera envejecido también mi alma. ¡Qué lentos siento hoy mis cansados pasos, qué larga se me ha hecho la noche! ¡Y qué corto mi sueño!.. Ya no sueño más si quiero, no hay caminos en mi subconsciente y me hiere el silencio de tantas soledades... Aunque quisiera no sueño, estoy medio muerto.
Se me va la mente por ocultos senderos buscando el elixir de la compañía alejada, ah tiempo. Mis sentidos amordazados no reaccionan como fuera antes, las cosas bellas de la vida las veo, si, deslumbrar en mi agonía, pero no son mías, las veo y sólo con mi apagada mirada las acaricio; como si pasara de largo por viejos caminos que antaño recorriera, pero que ya no me pertenecen; y me obligara el desconsuelo del abandono a no poder quedarme para vivirlo todo como antes, más aún, como nunca lo habré vivido... La vida es todo cuanto nos rodea, es la gente, la tierra, el mar y el cielo.
Mientras vivimos estamos de paso, es corta la permanencia, pero sin embargo los encantos que nunca valoramos, las cosas pequeñas, las cosas que llaman... Esas no se nos van, están ahí perennemente. Las sutilezas que tanto despreciamos, son como las simientes para el alma, de ellas nace el verdadero amor, la verdadera grandeza y otras tantas manifestaciones que culminaron desde ese sentimiento sublime y embrionario, como el mismo hombre...
Cuánto diera, si pudiera, que ya nada tengo material, por oír las voces amigas, de los seres queridos. Por besar una sola violeta, por llorar entre sus manos el llanto de mí silencio apasionado.
Sólo si su recuerdo me llama estaré vivo; y mientras su plegaria dure estaré con ella, y si se "alejara" como yo me fui, estaremos juntos. Ya no importa el olvido... Ella estará conmigo y entonces no habrán silencios sepulcrales ni llantos ocultos, habrá un nuevo amanecer para los dos con aires perfumados de aromas de nuestros campos y habrá muchas violetas teidíferas, habrá un canto angelical para nuestro amor que nos unirá más, eternamente, y su voz será mi voz, y su alma y la mía será una sola y en torno a nosotros tendremos siempre todo aquello que hayamos perdido...
¿Saben?, volveremos de nuevo a rehacer nuestras vidas, y nos diremos muchas veces: ¡Te quiero!, cuantas veces lo deseemos, y reirá conmigo... Pero nunca más llorará, porque entonces estaremos juntos, quién sabe donde, ni cómo, en aquel lugar prometido... Aquel lugar soñado...
Veremos pasar el tiempo sin importarnos su frecuencia ni las prisas que lleve, ni cómo se lleva tantas ilusiones, tantas vidas que apenas han comenzado a liberarse. En un brusco arrebato suyo, como si eso fuera justo, a uno tras otro, sin consideración alguna, deliberadamente, nos llevará a todos. Pero estaremos juntos, sin soltarnos las manos, para siempre juntos.
Así será, indudablemente. Dos personas que hoy se quieren, que se quieren de verdad, siempre estarán juntos, ahora y después... Dios nos tiene reservado un rinconcito para seguir amándonos, es un lugar discreto cuyos generosos perfiles, abundan en confort, en tamaño... Hay mar y hermosas playas. Hay campos de exuberante bellezas, como eran antes nuestros campos, más bellos aún. Hay música celestial que nos recordará ciertos pasajes de nuestras vidas. Y el aroma de las flores; y habrá caricias de suaves brisas que avivarán aquellos recuerdos nuestros, cuando compartíamos juntos tantas delicias... Mi mente, por los ocultos senderos, a veces vaga ilusionada pensando en ella.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
Se me va la mente por ocultos senderos buscando el elixir de la compañía alejada, ah tiempo. Mis sentidos amordazados no reaccionan como fuera antes, las cosas bellas de la vida las veo, si, deslumbrar en mi agonía, pero no son mías, las veo y sólo con mi apagada mirada las acaricio; como si pasara de largo por viejos caminos que antaño recorriera, pero que ya no me pertenecen; y me obligara el desconsuelo del abandono a no poder quedarme para vivirlo todo como antes, más aún, como nunca lo habré vivido... La vida es todo cuanto nos rodea, es la gente, la tierra, el mar y el cielo.
Mientras vivimos estamos de paso, es corta la permanencia, pero sin embargo los encantos que nunca valoramos, las cosas pequeñas, las cosas que llaman... Esas no se nos van, están ahí perennemente. Las sutilezas que tanto despreciamos, son como las simientes para el alma, de ellas nace el verdadero amor, la verdadera grandeza y otras tantas manifestaciones que culminaron desde ese sentimiento sublime y embrionario, como el mismo hombre...
Cuánto diera, si pudiera, que ya nada tengo material, por oír las voces amigas, de los seres queridos. Por besar una sola violeta, por llorar entre sus manos el llanto de mí silencio apasionado.
Sólo si su recuerdo me llama estaré vivo; y mientras su plegaria dure estaré con ella, y si se "alejara" como yo me fui, estaremos juntos. Ya no importa el olvido... Ella estará conmigo y entonces no habrán silencios sepulcrales ni llantos ocultos, habrá un nuevo amanecer para los dos con aires perfumados de aromas de nuestros campos y habrá muchas violetas teidíferas, habrá un canto angelical para nuestro amor que nos unirá más, eternamente, y su voz será mi voz, y su alma y la mía será una sola y en torno a nosotros tendremos siempre todo aquello que hayamos perdido...
¿Saben?, volveremos de nuevo a rehacer nuestras vidas, y nos diremos muchas veces: ¡Te quiero!, cuantas veces lo deseemos, y reirá conmigo... Pero nunca más llorará, porque entonces estaremos juntos, quién sabe donde, ni cómo, en aquel lugar prometido... Aquel lugar soñado...
Veremos pasar el tiempo sin importarnos su frecuencia ni las prisas que lleve, ni cómo se lleva tantas ilusiones, tantas vidas que apenas han comenzado a liberarse. En un brusco arrebato suyo, como si eso fuera justo, a uno tras otro, sin consideración alguna, deliberadamente, nos llevará a todos. Pero estaremos juntos, sin soltarnos las manos, para siempre juntos.
Así será, indudablemente. Dos personas que hoy se quieren, que se quieren de verdad, siempre estarán juntos, ahora y después... Dios nos tiene reservado un rinconcito para seguir amándonos, es un lugar discreto cuyos generosos perfiles, abundan en confort, en tamaño... Hay mar y hermosas playas. Hay campos de exuberante bellezas, como eran antes nuestros campos, más bellos aún. Hay música celestial que nos recordará ciertos pasajes de nuestras vidas. Y el aroma de las flores; y habrá caricias de suaves brisas que avivarán aquellos recuerdos nuestros, cuando compartíamos juntos tantas delicias... Mi mente, por los ocultos senderos, a veces vaga ilusionada pensando en ella.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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