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El campo de la Victoria de Acentejo, en Tenerife, ha reverdecido, primero con las sorpresivas lluvias, luego con los últimos calores climáticos que ha amenazado la cosecha y que aún resiste tantas inclemencias naturales. Los viñedos estaban cargaditos de limpias hojas que auguraban hermosos racimos, con ello el ambiente no decae, está siempre alegre. Se nota a sus gentes, ufanas y sonrientes, la muchachada caracterizada por la piel clara como sus ojos y el rosado color de sus mejillas. Es un clima ideal donde hasta las piedras sonríen… Después de recorrer varias parcelas y tomar algunas fotografías antes de volver a mi pueblo natal, Puerto de la Cruz, los tres amigos que íbamos juntos, nos detuvimos en el guachinee de un conocido, a refrescarnos el paladar. ¡Y qué vino, señores! La hora era propicia para pasar la hoja e iniciar la siguiente, En esos gratos lugares parece como si el espíritu se doblegara un poco y buscara armonizar la realidad de la vida, como si corriéramos ese tul imaginario que cubre todas nuestras miserias y asomara a la vida su ingenuidad, aunque para ello nos baste una alegre sonrisa, un gesto desenfadado o la misma trivialidad de un grato encuentro. Los momentos surgen, se aprestan a medida que bebemos ese mágico néctar nacido en ese mismo lugar, brotado de la tierra que le distingue, de La Victoria de Acentejo, Uvas doradas con la luz y el calor de las últimas lunas luego del sol que acarició su delicada piel. La uva que una noche su estallido me despertó…
Comimos y bebimos a todo confort; y estuvo bien de precio. No podía ser de otra forma.
Ya me están preguntando, dónde es eso. El lugar del guachinee. ¿Y, porqué me lo preguntan? ¿Por el vino? Vamos pues. Está ubicado como ya he dicho, en La Victoria. Subiendo la calle “La Resbala” a la mano derecha. A él lo llaman “El Barba” y tiene en el negocio para la calle un letrero para señalar el lugar que dice: TOÑO… Los precios son únicos y la comida inmejorable, muy casera. Al dueño lo que le interesa más es vender todo el vino y cuanto antes mejor. Yo siempre que le veo le pregunto: ¿Cuánto te queda?..
Vean estas fotos tan elocuentes y ese estilo de saber qué escogen para leer, lo que llega puntual a las manos más inteligentes. Mi amigo Toño, su padre e hija, han posado gentilmente para nosotros y para contagiarnos esa franca vitalidad de ellos… Es, sin lugar a dudas, una revelación artística del carácter canario y su gentilicio universalista.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
Comimos y bebimos a todo confort; y estuvo bien de precio. No podía ser de otra forma.
Ya me están preguntando, dónde es eso. El lugar del guachinee. ¿Y, porqué me lo preguntan? ¿Por el vino? Vamos pues. Está ubicado como ya he dicho, en La Victoria. Subiendo la calle “La Resbala” a la mano derecha. A él lo llaman “El Barba” y tiene en el negocio para la calle un letrero para señalar el lugar que dice: TOÑO… Los precios son únicos y la comida inmejorable, muy casera. Al dueño lo que le interesa más es vender todo el vino y cuanto antes mejor. Yo siempre que le veo le pregunto: ¿Cuánto te queda?..
Vean estas fotos tan elocuentes y ese estilo de saber qué escogen para leer, lo que llega puntual a las manos más inteligentes. Mi amigo Toño, su padre e hija, han posado gentilmente para nosotros y para contagiarnos esa franca vitalidad de ellos… Es, sin lugar a dudas, una revelación artística del carácter canario y su gentilicio universalista.
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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