4/7/11

LOS SECRETOS DE LA VIDA



Nosotros los humanos, ignoramos los más fundamentales y hermosos secretos de la vida, sólo nos hemos acostumbrado a satisfacernos siempre de los mismos elementos que hasta hoy hemos descubierto y alcanzado. Somos seres de costumbres y hábitos heredados, apenas nos hemos preocupado por mover las piedras a ver qué hay debajo de ellas, ni hemos corrido las pesadas cortinas de lo que creemos inalcanzable. Nuestra curiosidad es escasa y sin embargo nos gustan las sorpresas y nos halagan las nuevas perspectivas…

Cuando reflexionamos y ponemos interés en nuestras más íntimas posibilidades personales, si hacemos por entendernos a nosotros mismos, a veces hemos descubierto sentimientos que no conocíamos, hasta hemos llegado a sentir sensaciones nuevas, distintas, a todas luces. Hasta hemos llegado a asombrarnos al saber de lo que somos capaces, de nuestros íntimos valores humanos y el valioso potencial de nuestra innata generosidad. Que somos mejores personas de lo que creíamos; y valientes, como jamás sospechamos, ni habíamos soñado ser… Que somos capaces de vencer al mismo miedo, al sentirnos tan llenos de valor, capaces de todo lo que llegue a dignificarnos.

Hay situaciones en la vida del ser humano que parecen invencibles, y si descubrimos quienes somos en realidad y de lo que somos capaces llegados esos momentos difíciles, sin otras armas que la razón y el coraje, anulamos para siempre esos obstáculos que pretendieron dañarnos seriamente, dando de nosotros mismos el paso decisivo desenmascarando toda adversidad impune. Ganando todas las batallas a la sin razón.

Son muchos los secretos de la vida, sólo tenemos que situarnos y emprender la gran tarea de buscarlos y en esta vida practicarlos, enriqueciéndonos con ellos y empujar lo más lejos posible los impertinentes obstáculos que sobrevengan o se nos crucen en el camino. Lo importante es saber qué es lo que nos hace daño, lo que nos molesta y entorpece, para desecharlo y quedarnos sólo con aquello que nos ayuda a alcanzar la verdadera felicidad y compartirla siempre con los seres queridos que nos rodean y se preocupan por nosotros, para los cuales siempre hemos deseado lo mejor… Y, paradójicamente, lo mejor somos nosotros mismos, lo que llevamos tan oculto dentro y se traduce, invariablemente en amor, en esos secretos que la vida nos reserva para que lo compartamos y siempre luchemos por ellos.




Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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