4/7/11

LA DESGRACIA AJENA NUNCA DEBIERA SER MOTIVO DE MOFA





Intuyo desde mi humilde condición humana, que hasta la misma Oposición del chavismo, dentro y fuera de Venezuela, estos días siente algo inexplicable interiormente, algo natural, un sentimiento personal, y para algunos, inconfesable, como una discreta conmiseración por aquello de que no todos somos iguales ni sentimos de la misma manera respecto a los demás. Compasión por todo aquello que debe estar sufriendo haciendo un exhaustivo análisis de su conducta política llevada a cabo contra su pueblo, aunque él pensara lo contrario. E incluso, en estos difíciles momentos de su vida, ya habrá recapacitado respecto a su testarudez e ignorancia, su ambición política… Ante Dios, en determinados momentos, reflexionamos respecto a nuestras apetencias personales, los equivocados criterios y cuántos errores hayamos cometido… Nada hay más conciliador que reconocer nuestros yerros a tiempo y tener la esperanza de que, de alguna manera seamos compensados; y no ambicionamos nada más importante que el perdón de los demás. Por muy crueles que hayamos sido, Dios nos da la libertad de poder elegir el mejor camino a seguir.

Esas tristes noches de sufrimiento que ha causado a su pueblo con su autoritaria disposición, tanta barbarie cometida, tantos hogares destrozados, tanta intolerancia y el incontrolable aprovechamiento de la incultura y la precariedad de vida, desde siempre, de los marginados, para aprovecharlos… Que en realidad han sido quienes lo mantienen en el Poder, pobres victimas de los anteriores Gobiernos también, por no ocuparse de ellos para darles una vida más digna, educarlos como seres civilizados, como seres humanos que bien merecen, como los demás, una vida más digna.

Todos conocemos esa triste realidad de la historia de Venezuela y que tanto deseamos enmendarla, que no se repitan los mismos errores, que hayamos aprendido de ellos y que no sucedan, jamás.

Pero ello, todos nuestros argumentos cívicos y sociales, no nos eximen de sentir ese resquemor innato y compasivo, que no somos tan horrendos. Se trata de un ser humano y de Dios, su divinidad… Su capacidad infinita, hasta para perdonarnos y consolarnos en nuestros peores momentos.

Es condición humana perdonar a quienes nos hayan hecho daño, aunque a veces nos cueste mucho aceptarlo. Es un hermano, bueno o malo… Y es el peor de los hermanos quien más necesita de nosotros, para ver si podemos encausarle y que en ese afortunado cause simbólico, halle lo que seguramente, en su fuero interno, está deseando… Reconciliarse también ante los hombres, darse a ellos como es, sin escatimar su misma vergüenza y arrepentimiento, como ya lo haya hecho ante la evocación de Dios, para sentir el alivio inconfundible de su alma, por que aunque muchos crean lo contrario, tiene su alma como cualquiera de nosotros, flexible como el junco en la sabana cuando el viento sopla, aunque le veamos firme y altanero.


Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es

No hay comentarios: