13/11/08

Lamentable deterioro de la casa de los Iriarte

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Es, sin lugar a dudas, un hecho reprobable el abandono del que han sido objetos varias casonas en nuestra ciudad turística, donde ilustres personajes, han dejado en ellas la imborrable huella de su pasado. Detengámonos, pues, a observar en la fotografía, recientemente tomada, que ilustra estas modestas líneas, para darnos cuenta, en el caso de la casa de los Hermanos Iriarte, cuál es la suerte sufrida por dicho histórico inmueble. Es deplorable, desde todo punto de vista, a donde ha llegado la desidia. Parece como si ya nos hubiéramos acostumbrado, con el paso del tiempo, a ver, - algunos con extrema indiferencia - el estado en que perviven esos testimonios, de una parte importante de nuestra historia; y renunciáramos a esos vestigios ancestrales de aquellos destacadísimos e ilustres ciudadanos, que nos dejaron el valioso legado de su cultura.

No hemos sabido conservar aquellos rincones de sus respectivos hogares, único patrimonio “sentimental” e histórico, que nos queda. Es lamentable ver, cómo están deteriorados, los muros y paredes, también sus balcones y coquetas ventanas, hoy con sus cristales rotos, que evidencian su injusto abandono.

Es manifiesto el desinterés habido hasta el presente, respecto a la falta de conservación y acomodo de la mismas, cuando todos sabemos que no hay en nuestra ciudad un lugar destinado, acorde con las exigencias de la época que vivimos, donde poder reunirnos en torno a la cultura, en óptimas condiciones. Donde se pueda ir a leer sin oír ruidos mal sonantes que llegan desde el exterior. Es oportuno recordar, que nuestra Biblioteca Municipal, necesita otro lugar mejor y con el mismo personal responsable. Cerca, a escasos unos metros, El Instituto de Estudios Hispánicos, elogiable en toda magnífica trayectoria cultural, - dicho sea de paso- tampoco está ubicado en el mejor de los lugares, necesita ser renovado su enclave urbanístico. Aquello, hay momentos que más parece una feria, oyendo la música bullanguera de las terrazas colindante de los Hoteles cercanos, y alguna vez, de algún festival popular en el Parque San Francisco. Es que, ni en la Iglesia del mismo nombre podemos concentrarnos en nuestras acostumbradas oraciones. Vendedores ambulantes pregonando a todo pulmón sus mercancías, etc. La algarabía de la calle, al paso de los transeúntes y el reducido espacio interior, deja mucho que desear. Seamos serios y démosle un poco más de atención a los elementos básicos de una buena representación socio cultural.

Se trata de una denuncia justa, cuando reclamamos el derecho al respeto que se merece el recuerdo de la Familia Iriarte, en el Puerto de la Cruz, respecto al lugar que fuera antaño, Residencia habitual de los hermanos ilustres, ubicada en la esquina donde confluyen las calles San Juan e Iriarte.

Las palabras sobran, ya que por sí sola, habla la triste imagen de abandono y desidia, del exterior del que fuera hogar de hermanos ilustrísimos, de los que tanto hablan los expertos historiadores y estudiosos celosos de nuestros ancestros más sobresalientes.

Publicado en el Periódico EL DIA: 22.03.00
Escrito: 13.03.00

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Han transcurrido ocho años y nueve meses, después de que haya sido publicado en el Periódico El Día, el artículo que acabáis de leer. Hagamos pues, un balance o estudio del interés demostrado por nuestras dignísimas autoridades locales del Consistorio portuense, desde entonces, respecto a la “Casa de Los Iriarte”, su destino y el futuro que le espera.

A poca distancia tenemos el Instituto de Estudios Hispánicos, precisamente sigue ubicado donde mismo, en los tiempos que corren, en un lugar inmerecido, por su importancia cultural de universal reconocimiento. Actualmente no es el lugar acertado donde celebrar sus actividades culturales de primer orden. Tengamos en cuenta que soporta la bulla que entra desde afuera y lo reducido del espacio, escandalera a veces imposible de aguantar, cuando se mezcla con la voz de los intérpretes invitados en los diferentes actos que suelen celebrarse. Sin el recogimiento necesario para dar riendas sueltas a la imaginación en esos especiales momentos. Por ejemplo, en conciertos, exposiciones, recitales de música o poesía, documentales de fotografías, conferencias de arte o literatura, etc.

Pensemos en la circunstancia de que, el Parque San Francisco, si coinciden al mismo tiempo varios e indistintamente eventos, la que se arma. Está a pocos metros de distancia. Luego música en las distintas terrazas de un par de hoteles colindantes, paseo peatonal por toda la calle Quintana, los músicos ambulantes, etc. No es posible poder concentrarnos en los distintos eventos, cuando lo más importante es el pleno silencio… Que se pueda oír lo que acontece dentro del Instituto, no lo de afuera. Y que conste, es sólo una observación, seguramente hay cosas más importantes que resolver antes, pero creo que no es malo recordarles estos temas.

Lo de la Biblioteca parece que va por bien camino, ¡qué bueno!

En otra ocasión hablaremos de un Club popular y social donde podamos reunirnos para jugar, leer, bailar, estudiar, ligar, merendar, discutir y relajarnos un poco, etc. ¿Recuerdan el “Circulo Iriarte?, algo así. La casa El Capitán, en las inmediaciones de la Plaza del Charco, hubiera sido el lugar ideal… Todos los pueblos de la isla lo tienen funcionando, ¿y porque nosotros no? Tiempo al tiempo, pero es que han pasado tantos años y a mi, ese tiempo se me agota.
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