13/5/13

¿QUÉ DICEN LAS ORDENANZAS MUNICIPALES?







En un principio uno casi no se da cuenta, ve los acontecimientos con cierta familiaridad, buena dosis de sentimentalismo y una excesiva carga de romanticismo, luego se van palpando los efectos que nuestra tolerancia han generado, hasta el punto de asociar la basura a los elementos predominantes. Si se quieren evitar los rancios acontecimientos es menester acudir a la autoridad o recurrirla, desde el punto de vista socio sanitario haciendo valerla y si no la hay sucede como con los perritos en Puerto de la Cruz, que tienen invadidas las plazas públicas,, calles aceras, terrazas y hasta las llantas de los coches. En ese sentido, al no haber respeto hacia las susodichas Ordenanzas Municipales, dado que aún están vigentes y aún hay quienes no las cumplen, no hay nada que hacer, los dueños de los perros le han ganado la batalla a la policía municipal. No los respetan y ahí queda eso. ¡Qué vergüenza! Toda una ciudad turística que está luchando contra vientos y mareas por resurgir de sus ruinas, impasiblemente, ha de soportarse tremenda burla. Que los señores dueños y sus chuchos campen a su aire, sin importarles la decencia de ver limpia la ciudad de todos. Verdaderamente, es inconcebible que estos desmanes se permitan, no lo entiendo.

Ahora se trata de las palomas y las tórtolas. Los alrededores de la Plaza de la Iglesia Los Dolores en El Tejar, el pavimento ya parece el piso de un palomar descuidado, con excrementos por todas partes sumados a las indecencias de los perros. La misma entrada de los Edificios lo evidencia. Las luces ya casi no alumbran, los porta lámparas no aguantan más mierda, dan asco, hay basura en dichas lámpara desde que se pusieron en servicio hace más de treinta años, nunca se han limpiado. Échenles un vistazo alguna vez. Y no me salgan con que los camiones de la limpieza han estado limpiando la plaza y las aceras, eso es cierto, pero apenas se va el camión y sus obreros, aparecen los despreocupados ciudadanos con sus animalitos a que caguen y meen sobre lo que han limpiado. Aparecen en grupos. ¿Se puede tolerar esto? Luego por las tardes van los padres y abuelos con los niños para que jueguen y adquieran posibles contagios…

Posiblemente todos tengamos algo de culpa, ya que nos compadecemos con facilidad de esos animalitos abandonados a su suerte y por las razones que apuntaba al comienzo, nos da lástima, un natural sentimiento solidario. Alguna vez les hemos echado una galletita, pan duro, etc. Y ahora no hay quienes los saque del entorno, cuando realmente el lugar de ellas eran nuestros barrancos y solían buscar qué comer donde el instinto las llevara, pero no en las azoteas de las casa  ensuciándolo todo, la entrada de los Edificios, las plazas públicas, etc. Ya están hasta familiarizadas con nosotros, no nos temen, tampoco les hacemos daño. Seguramente el problema comenzó con un par de ellas, pero se han multiplicado. Y ya no nos extrañe que nos caguen encima y en pleno vuelo. Eso es evidente, sin quererlo le hacemos daño dándoles de comer cuando ellas sabían buscarse la comida en las playas, los campos sembrados, los barrancos y los montes. Repito, los culpables de este problema somos nosotros por ser tan sentimentales. Ojala consigamos que vuelvan a los barrancos, a vivir aparte como animales libres, no domésticos. O que hagan palomares públicos y municipales para que pernoten felices, se aseen, beban agua y coman a sus horas, como si en realidad fueran caseras. Si no cagaran tanto, a mí no me molestarían, pero es que cuando quisiéramos contenerlas va a ser imposible. Miren como está Italia, Venecia, Francia, Barcelona y Madrid mismo. Acaban con todo. Sanidad tiene ahí trabajo, Sanidad Pública, esterilizándolas colectivamente para que no se reproduzcan.

En cambio, los pajaritos, los mirlos y otros, uno no puede decir lo mismo, es que no se ve dónde, ni cuando defecan.

Los gatos, por ejemplo, si comen lo suficiente, aquel instinto que les caracteriza de cazar ratones, desaparece al no tener ganas, ni se molestan… Ahora bien, su función debiera ser esa, cazar ratones que estos si que se multiplican rápido y hasta llegan a ser un peligro público, pero claro, tienen que tener algo de hambre para que luchen por su natural subsistencia Gatos y cernícalos son muy necesarios para mantener limpia de ratas nuestra comunidad.

Quisiera felicitar a varios alcaldes que han sabido hacer valer su autoridad, siendo categóricos con las debidas sanciones a aquellos señores y damas que se niegan a respetar las consabidas Ordenanzas Municipales con sabrosas multas y demás consecuencias por reincidencias. Pero lo dejaré para otra ocasión, según vea los acontecimientos en nuestra ciudad turística, al respecto.




Celestino González Herreros
        celestinogh@teleline.es

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