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La noria gira sin detenerse y en sentido contrario va dejando atrás pertenencias íntimas dispersas como si huyeran del espanto de lo presuroso del tiempo, vivencias amadas, en la lejanía ya proyectadas y que se van apagando lentamente. Y voces entrecortadas que tratan de desembarazarse de los influjos del abandono.
Gira sin tregua, precipitadamente, consumiéndonos convulsivamente… Ya lo poco que nos quede y antes de subir a la alocada noria, pensemos que también tiene su poder intrínsico, la otra vertiente divergente. Nos queda parte importante de la vida y cuantas oportunidades necesitemos para rehacer virtualmente los momentos fragmentados en la lucha de la huída... Ocasiones estas que debemos aprovechar y disfrutarlas encarándonos a la evidencia, dándole a nuestra vida un sentido diferente que nada tiene de egoísmo hallarnos a nosotros mismos y cuidar ese caudal de oportunidades; y sin tener que traslimitarnos, gozar de la vida cuanto nos ofrece, todo eso, porque nada es negativo si lo vemos con los ojos del alma, todo a nuestro alrededor parece que nos sonriera y soplaran las brisas de siempre y, a veces, nos trajeran cálidos perfumes de las laderas, los aromas naturales del campo y con ellos los imperecederos recuerdos que el tiempo no pudo llevarse consigo.
Por los entresijos discretos que hayan quedado a nuestro alcance, sentiremos filtrarse aquellos hilos musicales que otras veces a alimentar a nuestra alma vinieron, quién sabe de cuáles mundos distintos; y aprendimos a soñar y no pocas veces, también a amar. La vida nos está esperando; y habremos aprendido a valorarla, cuantas veces con espanto creímos haberla perdido. Aferrémonos a ella, no le dejemos irse o que nos la lleven, ahora sabremos cuanto tiempo hayamos perdido con nuestra indiferencia, viendo pasar el tiempo sin importarnos cuánto se lleva consigo y cómo nos va desnudando y empobreciendo hasta convertirnos en nada que valga, ni valor, ni peso alguno, a formar parte del tiempo que tan ligero cada instante va pasando…
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
Por los entresijos discretos que hayan quedado a nuestro alcance, sentiremos filtrarse aquellos hilos musicales que otras veces a alimentar a nuestra alma vinieron, quién sabe de cuáles mundos distintos; y aprendimos a soñar y no pocas veces, también a amar. La vida nos está esperando; y habremos aprendido a valorarla, cuantas veces con espanto creímos haberla perdido. Aferrémonos a ella, no le dejemos irse o que nos la lleven, ahora sabremos cuanto tiempo hayamos perdido con nuestra indiferencia, viendo pasar el tiempo sin importarnos cuánto se lleva consigo y cómo nos va desnudando y empobreciendo hasta convertirnos en nada que valga, ni valor, ni peso alguno, a formar parte del tiempo que tan ligero cada instante va pasando…
Celestino González Herreros
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