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Hoy la multitud callada
presencia tu tranquilo andar
viéndote de largo pasar
ocultando la mirada.
Tus lágrimas y el rocío
de la noche se confunden
y en silencio se funden
con el calor del estío.
¡Oh, dulce claro de Luna,
fulgor claro y divino
que has de orientar mi camino!
¡Como tu luz no habrá ninguna!
En la noche se oye el clamor
de plegarias liberadas
cual espinas arrancadas
del naciente de nuestro amor.
Qué sensación tan extraña
este silencio sacramental
que me pone sentimental
cuando tu luz me acompaña.
Qué profunda es tu mirada
cuando desvelas tu soledad
que irradia infinita bondad.
¡Cuántas penas superadas!
Cuando sales del Santuario,
cuando asomas, resplandeces
y a los lirios embelleces.
La luz seda tu calvario.
Gran Poder de Dios, ya vuelves
por los portuenses rincones
ganando los corazones.
¿Descansas si te detienes?
Viéndote aparecer siento
tal vergüenza y desatino
por ignorar mi destino
hasta este crucial momento.
He visto sonreír los lirios
y callar mi propio llanto;
he vivido ese encanto
viendo la luz de tus cirios.
Gran Poder de Dios, descansa,
detén tu triste mirada
en las familias destrozadas
y escucha sus alabanzas.
Dale tregua al sufrimiento
y que vean en ti consuelo,
borra en ellos tanto duelo
y devuélveles el aliento.
¡Lúcido claro de luna,
fulgor limpio y divino,
indícanos el camino
desde tu excelsa tribuna!
*****
Celestino González Herreros
http://www,celestinogh.blogspot.com
presencia tu tranquilo andar
viéndote de largo pasar
ocultando la mirada.
Tus lágrimas y el rocío
de la noche se confunden
y en silencio se funden
con el calor del estío.
¡Oh, dulce claro de Luna,
fulgor claro y divino
que has de orientar mi camino!
¡Como tu luz no habrá ninguna!
En la noche se oye el clamor
de plegarias liberadas
cual espinas arrancadas
del naciente de nuestro amor.
Qué sensación tan extraña
este silencio sacramental
que me pone sentimental
cuando tu luz me acompaña.
Qué profunda es tu mirada
cuando desvelas tu soledad
que irradia infinita bondad.
¡Cuántas penas superadas!
Cuando sales del Santuario,
cuando asomas, resplandeces
y a los lirios embelleces.
La luz seda tu calvario.
Gran Poder de Dios, ya vuelves
por los portuenses rincones
ganando los corazones.
¿Descansas si te detienes?
Viéndote aparecer siento
tal vergüenza y desatino
por ignorar mi destino
hasta este crucial momento.
He visto sonreír los lirios
y callar mi propio llanto;
he vivido ese encanto
viendo la luz de tus cirios.
Gran Poder de Dios, descansa,
detén tu triste mirada
en las familias destrozadas
y escucha sus alabanzas.
Dale tregua al sufrimiento
y que vean en ti consuelo,
borra en ellos tanto duelo
y devuélveles el aliento.
¡Lúcido claro de luna,
fulgor limpio y divino,
indícanos el camino
desde tu excelsa tribuna!
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Celestino González Herreros
http://www,celestinogh.blogspot.com
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