17/11/11

TENERIFE NO TIENE FRONTERAS

No veo más allá si miro, sólo veo mar y el cielo, e intuyo que vivo inmerso en el laberinto social de nuestro reducido mundo, en medio del Océano Atlántico; como si mi vida flotara cual cascaroncito de nuez que no avanza entre el vaivén de las olas del mar, bajo el infinito azul…

La vida acontece entre murmullos de voces y de olas que se enfurecen, entre sorpresas inauditas surgidas en el constante desafío que los hombres protagonizamos, buscando liberarnos del yugo acostumbrado, impuesto por los regidores mal llamados, a organizar las querellas, entre unos y otros, como en los mejores tiempos, cuando éramos respetados, literalmente. Considerados y a la vez admirados Así era el pueblo canario. Cada cual en su lugar, un ejemplo de convivencia social fingido y austero que nos permitía desenvolvernos como fuera, dentro de tantas precariedades. Tras las rejas de la incomprensión y el autoritarismo impuesto… ¡Pero vivíamos! Hoy el laberinto es tal, que da lástima, propia y ajena, al comprobar a dónde nos han traído y a dónde nos quieren llevar. ¿Y, quiénes somos ya? ¿Y, en manos de quiénes estamos, sin poder quitarnos la mordaza de la esclavitud?.. Hacen de nosotros lo que quieren, nos ultrajan y vejan. Nos han privado de nuestra “relativa” libertad, nos han degradado aún más y nos han quitado la ilusión de vivir…

Pero la libertad siempre ha costado lo suyo, la lucha se hace, a veces, hasta sangrienta y las palabras enmudecen. Sólo son los hechos la espada en alto que señala la evidencia, las drásticas posturas que exigen los hombres para verse definitivamente libres de la nefasta opresión.

El rebelde no nace así, lo hacen las circunstancias… Cansados de tantos improperios, de tantos abusos de toda índole, el ser humano se transforma, se hace osco y agresivo por propio instinto. Estará así, mientras su entorno social no cambie, a la defensiva y ello confirma su desconfianza… Nuestro archipiélago canario era un lugar tranquilo, o al menos, más tranquilo que en la actualidad, después que tantos políticos y gentes de arriba –que no todos- se degeneraron y metieron las manos en la lata del gofio, muy alegremente –diría yo, o descaradamente- la Sociedad y sus mejores valores han ido perdiendo la estima que antes disfrutaban.

¿Se han dado cuenta cómo nos están haciendo imposible la vida?

No quisiera ser tan pesimista como perezco, pero la evidencia no nos engaña, cada vez vamos a peor, si no, lean las últimas noticias, los abusivos recortes, los gravámenes nacionales y la subida de los impuestos municipales… Da la impresión de que quieren dejarnos en calzoncillos y escondernos el calzado para que no podamos movernos, manifestarnos, ir a la calle y gritar que ¡ya está bien!..

Pienso que lo de la “crisis mundial” es un puro cuento. No hay tal crisis, aunque si, mala administración en cada uno de los países que tanto se lamentan. También pienso, que si no cambian los esquemas del sistema político en todo el mundo civilizado, irrevocablemente, iremos a peor. Y al final podría comenzar una larga guerra… Lo estamos viendo en España y más severamente, en nuestras Islas Canarias. No hay que ir muy lejos para comprobarlo.

Si señor, los políticos tienen que darse un buen lavado de conciencia y no provocar a sus conciudadanos con intolerables abusos de poder y el constante engaño al que nos tienen acostumbrados. No hace falta que lo diga yo, ya lo sabemos… Oímos y leemos.

Si el hombre de la calle está preocupado, más aún lo están aquellos que gobiernan el destino de nuestros pueblos. Repito, no lo digo yo solamente. Entérense y tiempo al tiempo.

Celestino González Herreros

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