9/7/10

MADRE DE LA GENTE MARINERA ¡OH DULCE CARMELA!

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A través de los años se ha perpetuado la tradicional devoción de la gente marinera hacia la Virgen del Carmen y se repiten escenas de familiar arraigo sentimental, como es, el balanceo amoroso de los fieles devotos de la gente de la mar de Puerto de la Cruz; cada vez más cerca por los fuertes lazos de afecto que nos unen y por que, topográficamente ya nos damos la mano, al igual que el Municipio de La Orotava y el de Los Realejos, por crecimiento demográfico de ambos municipios.

Cuando desde estos lares se escucha el tronar de los fuegos artificiales y se adivinan sus bellos resplandores en la gran tarde del procesional paseo de nuestra venerada imagen de la Virgen del Carmen en Los Realejos, por ejemplo, también en el Puerto de la Cruz surge un callado murmullo de plegarias que nadie oye, sólo Ella, que son, de aquellos viejos que no pueden acudir a visitarla al verse imposibilitados por razones obvias, pero que no la olvidan y le están rezando con más pleitesía que nunca , en el senil de sus años...

En el Puerto de la Cruz, a la imagen de la Virgen del Carmen de Los Realejos, se la venera con devoción desmedida, ven en Ella a la madre marinera que siempre escuchó sus plegarias. Cuando les vemos llegar para acompañarla en la ancestral procesión con enardecidos deseos de quererla y besarla y poner en sus "piropos callejeros" la nota más emocionante del encuentro, en los ojos de la madre marinera parece que destellan fulgores de agradecimiento y en sus labios, que se dibujara la encantadora mueca de su deificada sonrisa llena de amor y complacencia. Dicha estampa devocionaria es todo un poema de amor y ternura. Nunca se siente más feliz la Virgen del Carmen como en esa larga tarde, al filo de la encendida noche de luces celestiales y sentidas promesas. Y nunca los pueblos del Valle se sienten tan unidos, con tanto respeto y afecto...Ello originó, ahora me imagino que será igual, que de toda esa mezcla cristiana y sentimental, nacieran otros idílicos encuentros, entre los jóvenes de ambos pueblos, al menos en mi juventud hacíamos amistades sinceras. Recuerdo en la Plaza de San Agustín, en los bailes populares, paseos, etc. Y después de terminadas las Fiestas seguíamos subiendo a Los Realejos a ver a las chicas y los realejeros bajaban al Puerto o iban a La Orotava. Muchos matrimonios se realizaron, y muchos Carmelitos y tantas Carmelitas nacieron inspirados en la más bella de las Vírgenes, madre buena de las gentes del Valle y en especial de la gente marinera.

Yo veo en la Virgen cuando la miro tal expresión, como si dijera algo que se prolonga más allá de su silencio... y me consuela dulcemente. Su bondad y belleza me arrancan de lo más profundo de mi ser, deseos que en mí nacieran en esa grata contemplación y Ella parece que en mí leyera el amor entrañable que me inspira y me deja a su merced. Veo más aún, "si cierro los ojos", y me imagino andar por un extraño camino; fascinante por los encantos que emergen desde un resplandeciente paraje de luz multicolor y fantásticos reflejos de divinos soles que se desbordan en sus márgenes, volatilizados en humos luminiscentes que lo recorren todo y en medio de tanta exuberancia, le viera hacia mí caminando, lentamente, con su belleza y hermosura irresistible... Y sus vaivenes constantes me sugieren estarla viendo en una barca engalanada sobre las aguas tranquilas de nuestro mar, salpicada y acariciada por la brisa dando en su rostro moreno.

Cuando me postro a sus pies quisiera detener el tiempo, si al cerrar los ojos le encuentro navegando ilusionada en su barquita plateada... ¡Parece que hasta a mi alma llegara el fulgor de su mirada!

No hay mayor gozo que mirarle nuevamente ni momento más hermoso; cada año sus pueblos del Valle, jubilosos se acerca a Ella, reverentes, y juntos, sus emocionados fieles, compartiendo tremendo gozo al estar a su lado.

Los años presurosos han ido sucediéndose y ellos nos han traído siempre, por estas fechas de amor y solidaria participación, la sabia ocasión de encontrarnos con el sólo deseo de brindarle pleitesía a nuestra Reina marinera y con nuestra entrega espiritual recibir sus bendiciones, cada año por estas entrañables fechas...
Puerto de la Cruz ya está engalanado, existe el ambiente acostumbrado y esperamos vernos honrados con quienes quieran participar junto con nosotros en los cultos religiosos y los actos lúdicos que han de culminar con el regocijo popular de siempre, en un feliz abrazo entre nosotros y aquellos que nos acompañen.




Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
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