21/11/09

PIEDAD, SI NO, ESTARÁS CON NOSOTROS EN EL RECUERDO

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Las perspectivas respecto al caso de la niña “Piedad” cada día son más alentadoras, la razón se va imponiendo valerosamente y deja entrever una resplandeciente luz de esperanza que va aclarando la conciencia colectiva de aquellos que se niegan aún, empecinadamente, ver cual ha sido el calvario de esa niña raptada de los brazos de su familia de La Orotava, la que tanta felicidad le habían regalado. Discernimientos estos, que bien pudieran valerles para resarcirse del daño que han hecho a la inocente Piedad, a su angustiada familia acogerte y a tantos amigos suyos que tiene ya por doquiera, acá en nuestras islas y fuera de estas fronteras.

Reconocer los errores que cometemos a veces y tratar de subsanarlos, es quizás, la virtud más hermosa que pudiera valer para devolver la felicidad que torpemente hubiéramos arrebatado a quiénes les pertenecía; y a todos los que entendemos que entre el mal y el bien, ese debe ser siempre el primer paso, cuando deseamos regenerarnos y devolver lo que no es nuestro, a quienes ese ideal les pertenece. Es la única formula válida para borrar del pasado una pesadilla angustiosa e insoportable. Aquellas personas que contribuyeron, directa o indirectamente, en ese doloroso calvario que sufre Piedad y tantos niños y niñas que viven desafortunadamente su misma tragedia, iba a llegarles nuestro perdón a cambio de su arrepentimiento, ya que también ser perdonados alivia el peso de la conciencia y el terrible temor al castigo divino, aun siendo ellos simplemente ateos.

En este caso tan particular, hay dos modelos de madres. Una la quiere para sí y amorosamente, a la sufrida Piedad, a la que le ofrece todo lo que le garantice su justa felicidad y cuanto amor le compense de tantos sufrimientos… Y luego, la otra madre, la biológica, que ha demostrado en varias ocasiones que nunca la pudo hacer feliz ni darle el calor de una familia, tan necesario en aquella corta edad y que la entrega voluntariamente a manos extrañas de los distintos centros de acogida o como quieran llamarles, donde ha estado internada tantos años.
¿Cuál de las dos madres merece se la devuelvan definitivamente? La verdadera Justicia, oportunamente lo dirá.

Inocentemente, con la propia sensibilidad de las personas mayores, digo: Siento tanta pena, cuando pienso en la angustia que deber estar sufriendo Soledad Perera, la misma Piedad y el resto de sus familiares y miles de amigos y amigas, viendo las fechas que se nos aproximan y al sentirnos tan impotentes, sin recursos humanos y sociales posibles, sin aquellas conciencias amigas, sin ese apoyo tan fundamental que pudiera influir a favor de Piedad y que pudieran rogar a la justicia del hombre, que vea con claridad el dolor que estamos sufriendo quienes deseamos, por amor a Dios, que la niña vuelva a La Orotava en estos días tan señalados y de profundos acercamientos sentimentales; y no los entristezca , otro año más, la nostalgia y la consiguiente angustia.

Aún está como ella la dejó, cuando se la llevaron como si fuera una vulgar delincuente, su coqueta habitación con todas sus muñecas y demás juguetes, sus zapatillas… ¡OH Dios, esto es muy fuerte!, no puedo seguir escribiendo, me siento derrotado anímicamente, deben ser los años… Pero me sostengo aún, aunque esté sufriendo este descontento. Hubiera deseado animarles en vez de lamentarme…
Soledad, tú si que debes mantenerte firme, como hasta ahora, eres más joven. Y como siempre te he dicho: “A lo mejor te sorprende llamando a la puerta de tu casa, un día de estos”… Momentos que quisiéramos compartir con todos ustedes. Todos juntos. No dejes de avisarme, para celebrarlo también donde quiera que me halle y poder darle las gracias a Dios.



Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com

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