Cuando languidece la tarde realejera y me hallo a la altura de El Lance, viendo hacia abajo, la mirada se detiene entristecida, me siento tremendamente conmovido ante el descalabrado y atropello hacia nuestro "emblemático Valle" que nadie quiere socorrer... Me rindo, pues, en esta cima volcánica, sobre la magnífica roca de Tigaiga y en un privado llanto y mudas plegarias, pido al Cielo, Dios ponga su mano piadosa...
Desciende mi enardecida mirada por todo el hermoso lugar, como si se posara incrédula ante tantos atropellos ecológicos vergonzantes, zarpazos brutales e indignos a nuestro zaherido Valle, impropios de una civilización como la nuestra de religiosa conducta hacia
Apoyado en el muro protector de la carretera, seguía mirando hacia abajo, con una fuerte opresión en la garganta, con ganas de gritar... ¿Pero, de qué me iba a servir?; y ahogué un llanto extraño, sin lágrimas que me delatasen, sin un solo lamento, un llanto que antes no había sentido, tan angustioso "y no estaba solo" que también en silencio mi Valle estaba llorando sin que nadie nos oyera...
Vi caer la tarde con melancólica resignación y hubiera volado, de tener alas, a consolarle, sin demoras y ante mi indefensión se me escapó esta vez la atención hacia el horizonte, donde el inmenso océano se detiene y parece que estuviera en posición estática, donde no acaban las lamentaciones nuestras que superan esa inmóvil barrera de la distancia, buscando la comprensión y se expanden allende los mares en rebeldía constante... Canarias ante el mundo entero siempre ha podido presumir, y muy dignamente, de su Valle de
Hagamos, pues, trasbordo desde El Lance de Icod El Alto, en el municipio de Los Realejos, distraigamos la mirada que se posara antes sobre nuestro vejado Valle, que la nave que ahora elijamos nos lleve hacia otro encuentro que nos depare motivaciones menos tristes, capaces de devolvernos nuestra natural alegría, ese modo de ver la vida que tenemos los canarios, y que el Todopoderoso nos acompañe en el trayecto ilusionado de nuevas rutas, sin volver la vista atrás, para no ver morir al Valle y poder conservarlo perennemente en nuestra memoria, verde y florido, como era antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario