21/6/08

Pálido manto del Valle de la Orotava

Cuando languidece la tarde realejera y me hallo a la altura de El Lance, viendo hacia abajo, la mirada se detiene entristecida, me siento tremendamente conmovido ante el descalabrado y atropello hacia nuestro "emblemático Valle" que nadie quiere socorrer... Me rindo, pues, en esta cima volcánica, sobre la magnífica roca de Tigaiga y en un privado llanto y mudas plegarias, pido al Cielo, Dios ponga su mano piadosa...

Desciende mi enardecida mirada por todo el hermoso lugar, como si se posara incrédula ante tantos atropellos ecológicos vergonzantes, zarpazos brutales e indignos a nuestro zaherido Valle, impropios de una civilización como la nuestra de religiosa conducta hacia la Naturaleza por herencias etnológicas y ancestrales. Si se quiere, de histórica valentía de nuestros menseyes y reyes... ¿Pero, qué es lo que pasa en Tenerife? ¿Habremos perdido nuestra propia estimación, nuestra dignidad canaria? Es que no lo entiendo. A mis años, tal vez ya en las postrimerías de mi existencia, aparte de lamentarme, lo considero una imprudencia inaceptable ante las futuras generaciones, por el destrozo que hacen con nuestro sufrido suelo, están locos y se les permite toda clase de atrocidades... ¡El Valle de La Orotava, qué poco queda ya de él, cómo va muriendo ante nuestras miradas impasibles!.. Que las máquinas sigan destruyendo, arrancando de la tierra nuestras raíces, las de nuestra historia... La verde estampa bajo el acrisolado resplandor del Sol, del Valle alegre e inspirador, fértil como el Paraíso y con la mansedumbre de la paz de un sueño amoroso, radiante y generoso.

Apoyado en el muro protector de la carretera, seguía mirando hacia abajo, con una fuerte opresión en la garganta, con ganas de gritar... ¿Pero, de qué me iba a servir?; y ahogué un llanto extraño, sin lágrimas que me delatasen, sin un solo lamento, un llanto que antes no había sentido, tan angustioso "y no estaba solo" que también en silencio mi Valle estaba llorando sin que nadie nos oyera...

Vi caer la tarde con melancólica resignación y hubiera volado, de tener alas, a consolarle, sin demoras y ante mi indefensión se me escapó esta vez la atención hacia el horizonte, donde el inmenso océano se detiene y parece que estuviera en posición estática, donde no acaban las lamentaciones nuestras que superan esa inmóvil barrera de la distancia, buscando la comprensión y se expanden allende los mares en rebeldía constante... Canarias ante el mundo entero siempre ha podido presumir, y muy dignamente, de su Valle de La Orotava y nadie admite con agrado lo que aquí está ocurriendo; es posible que la "locura" haya alterado los esquemas sentimentales de nuestra condición humana.

Hagamos, pues, trasbordo desde El Lance de Icod El Alto, en el municipio de Los Realejos, distraigamos la mirada que se posara antes sobre nuestro vejado Valle, que la nave que ahora elijamos nos lleve hacia otro encuentro que nos depare motivaciones menos tristes, capaces de devolvernos nuestra natural alegría, ese modo de ver la vida que tenemos los canarios, y que el Todopoderoso nos acompañe en el trayecto ilusionado de nuevas rutas, sin volver la vista atrás, para no ver morir al Valle y poder conservarlo perennemente en nuestra memoria, verde y florido, como era antes.

Puerto de la Cruz, a 06 de octubre de 1994
Publicado en Los Realejos: Diciembre 1.994


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