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Tus palabras, qué dulces son
cuando dices que me quieres
y que morir prefieres,
que perderías la razón
si de tu lado me fuera.
Y qué grato es escucharte
cuando pronuncias mi nombre.
Cuando me llamas tu hombre
lo dices tan dulcemente
como nadie lo dijera.
Si supieras, vida mía,
cuando no estoy a tu lado
me siento muy desdichado
A veces no sé qué daría
por escucharte de nuevo.
Estaría siempre contigo
amándote tiernamente,
apartados de la gente
y sólo Dios por testigo
disfrutando de nuestro amor.
Compartiendo así la vida,
penas, llantos y alegrías.
Viviendo siempre en armonía.
La vida así concebida,
queriéndonos hasta morir.
*****
Celestino González Herreros
http://www.celestinogh.blogspot.com
celestinogh@teleline.es
31/1/11
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