2/2/09

A VECES, QUÉ SOLOS ESTÁN LOS MÁS POBRES

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Estoy hecho un lío sentimental. Mas, parece como si con el año que ya ha concluido, quisieran también abandonarme cosas íntimas, aquellos últimos conceptos que me acompañaron... Ideas, propósitos personales; y todo aquello almacenado en el corazón y en la mente, para reestructurarlo alguna vez, y hacer veraces confesiones escritas...

En estos momentos debo ser cauto, nada de lo que correspondió al cansado pasado, hoy iba a tener vigencia, al comienzo del nuevo año. De todas formas, aún no sabemos como nos va a retribuir el tierno calendario, qué nos tiene reservado. Lo cierto es que, al asomarme a la ventana, en los albores del nuevo día, como cada año, miro hacia fuera con ilusión, buscando algún atractivo entre todas las cosas que se mueven queriendo llamar mi atención. Tal vez, para motivarme, sí, para incentivar a mi confuso espíritu ilusión para poder seguir viviendo un poco mejor.

Sin hacer un exhaustivo balance de aquellas amadas cosas que quedaron atrás, nos aventuramos a iniciar el juego ilusionado de la suerte. Y, embriagados de entusiasmo, parecemos otras personas, más crédulas cada vez: creyendo en los presagios del destino. Pensando que esa suerte cambiaría a la Humanidad. Que habrá menos guerras; y el hambre que sufren tantos millones de seres, se va a mitigar con los aires lozanos del nuevo año. Que los distintos Gobiernos van a ver realizados sus buenos propósitos solidarios hacia los demás que agonizan, caídos en las peores desgracias. Todos queremos ser mejores, pero no podemos, mientras exista la codicia de algunos, cuyos pueblos jamás podrán ser solidarios con aquellos que nos necesitan. El hombre no consigue entender que ser humilde no le va a desmerecer en nada. La humildad es el sentimiento más noble que pueda sentir el hombre. Lo hace más grande e importante. Y, mirando al frente, debemos contribuir, de la forma que fuera, a borrar aquel maquillaje de la hipocresía de los demás. Hacer un bloque común en pro de tantos males que aquejan a la Humanidad, simplemente siendo solidarios, compadeciéndonos de tantos semejantes que sufren lo indecible, que mueren escalonadamente acompasados en esos saltos del tiempo, de un segundo a otro, sin que sepamos poner remedio a tantas tragedias. Como decía al comienzo de este dramático tema: "Estoy hecho un lío sentimental, sin saber qué hacer, cómo pensar, o si, exteriorizar así mi indefensión".

Uno llega a sentirse tan poca cosa frente a la indolencia del destino, ser un poco más cautos, rogar a Dios por que no caigamos en ese infierno terrenal. Que nos preserve siempre de tantas tribulaciones y nos de conciencia de ello.

Y para colmo de males la crisis universal, ahora los pobres serán más pobres, las partidas económicas destinadas para ayudarles serán congeladas en su mayoría, el hambre y el frió acabará con muchos de ellos y al decir muchos, pensemos en cifras millonarias. Las guerras seguirán barriendo tantos seres inocentes. Habrá más enfermedades y la corrupción se desbordará. Eso y más es lo que nos ha traído el nuevo calendario.

Quisiera ser menos pesimista, ¿pero quién me convence de que no estoy en lo cierto? Es obvio que tenemos que adaptarnos a las circunstancia, pero nunca tirar la toalla. Trabajar en lo que sea, aunque no nos guste, si no vendrán de afuera a quitarnos esa oportunidad que se nos brinda. Costumbre muy dada entre nosotros: ¡Yo no nací para eso! Y entre los que vienen de fuera quieren llevarse lo mejor, eso siempre ha sido así, los enchufados… Lo importante es pensar que hay que llevar el pan a nuestra casa, sea como sea. Nadie nos lo va a llevar. Por ejemplo, el campo está esperando brazos fuertes que lo trabaje, nuestra juventud debe colaborar con sus mayores y con ello sanear la economía del hogar y nutrir la despensa. La tierra siempre ha sido generosa. Según se agrupan para celebrar otros menesteres, reúnanse en cooperativas, negocien con los respectivos gobiernos y comprométanse a sacar adelante la agricultura y la ganadería. Es necesaria una revolución agraria y sin perder tiempo, todos íbamos a beneficiarnos. Atendamos con sumo tacto, también al Turismo, hemos de dar lo mejor de nosotros y denunciar siempre a los aprovechados y a los corruptos si queremos que nuestros esfuerzos cristalicen. Parar el tren de la locura que hasta hoy ha marchado vertiginosamente hacia nuestro común fracaso. A trabajar todo el mundo, en lo que sea, sin olvidar el campo, tantas tierras abandonadas esperando realizarlas para la construcción y la explotación de las mismas, indiscriminadamente. Todo se puede conjugar previo estudio equitativo, pero pensar en cuales son los ingredientes necesarios para cocinar un buen potaje o un puchero de los nuestros. Pensar que nuestros mayores y los niños necesitan diariamente leche como alimento indispensable. La tierra está ahí esperándonos.

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