18/7/13





SALPICADURAS PORTUENSES DE ANTAÑO

Antiguamente los vecinos de Puerto de la Cruz, pese a ser épocas difíciles, tenían un elevado concepto respecto a las Fiestas del Gran Poder de Dios , nuestra venerada Virgen del Carmen y San Telmo.
Un mes antes, aproximadamente, el primer síntoma de ética y estética social dependía de los mismos conciudadanos, lavaban la cara del pueblo limpiando cualquier rincón que no presentara un aspecto limpio y acogedor. No se veían, en las calles perros meando los bancos de las plazas, las farolas de la luz artificial, los portones de las casas, las sillas en los bares, terrazas, etc. No se permitían perros sueltos en la vía pública, enseguida avisaban al correspondiente lacero para que se hiciera cargo del animal y el dueño como diera muestras de no preocuparse por el chucho, no tenía derecho a reclamar si se daba el caso de que lo sacrificaran, pese también al enfado generalizado de los ciudadanos

El pueblo permanecía limpio, no existía la costumbre grafista de pintar con garabatos alusivos paredes de los edificios oficiales y casas particulares. Eso era sagrado y el castigo que derivaba del cochino abuso cometido, era como para tener en cuenta.

Las calles se llenaban de escaleras portátiles, cubos con pinturas de enjalbegar, cal y brochas. Las plantas se respetaban y a las personas mayores. Había aquello que se llamaba “Urbanidad”. Hoy todo es distinto, para bien o para mal. A pesar de ello, aún a mis años, siento nostalgia de aquel cuidado estético por conseguir que sea un pueblo modélico y limpio. Repito, a pesar de las estrecheces que entonces sufríamos. No recuerdo haber visto basuras acumuladas semanas enteras en lugares determinados. Y si había borrachos danzando por las calles, esa  vez dormían entre rejas hasta el día siguiente. El Puerto de la Cruz era un lugar tranquilo y a la vez alegre, razón por la cual, los turistas lo preferían como destino de sus cortas vacaciones y muchos de ellos, cada año repetían. Llegaron a familiarizarse con nosotros, en muchos casos a hermanarse y hasta nos escribíamos como si fuéramos amigos. Mutuamente nos respetábamos. Salíamos a la calle, cada cual, vestidos según las posibilidades económicas que concurrieran de la forma que pudiéramos, pero dentro de un orden que no desentonaran; y era comprensible, dada las circunstancias. Así se fraguaron las bases de nuestra internacional plataforma turística….


Mis palabras sobran para aquellos conciudadanos de mi época que conocieron, igual que yo, estas circunstancias que se dieron oportunamente, aunque ya desde siglos pasados se conocía el Valle de La Orotava, desde la orilla del mar en Puerto de la Cruz hasta las faldas del Teide, con todo aquel cuidado ecológico de nuestros campos y aldeas hasta ir desarrollándose la era del progreso aquel que diera lugar al extraordinario fenómeno turístico incontenible y tan polémico entre nosotros mismos, manejado por los poderosos de siempre.


Vuelvo a decir, hoy todo es diferente, el pueblo fue declarado por méritos propios: Ciudad Turística. Y por sus excelencias. Se rige exclusivamente a través de los Órganos Oficiales, háganlo bien o háganlo mal, sistemáticamente el pueblo no cuenta. Seamos sinceros y no busquemos escapes demagógicos, el pueblo siempre ha sido el pueblo y los últimos a l hora de tomar serias decisiones. Donde manda capitán no manda marinero…





Celestino González Herreros
        celestinogh31@gmail.com





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